sábado, 28 de diciembre de 2013

Una familia en Nazaret

LA SAGRADA FAMILIA: JESUS, MARIA Y JOSE
Domingo dentro de la Octava de Navidad



Evangelio según san Mateo  2, 13 ‑ 15. 19 ‑ 23

Cuando se marcharon los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

‑ «Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»

José se levantó, cogió al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo, para que saliera de Egipto.»

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:

‑ «Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño.»

Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel.

Pero, al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.


- Maestro, hoy nos toca hablar de la familia. Es el domingo de la Sagrada Familia, y hay celebraciones por todas partes.

- Buenos días, amigo mío, bienvenido a esta tu humilde choza.

El joven discípulo iba a intervenir quizás para disculparse por su irrupción, pero  el Maestro – probablemente adrede – continuó:

- Es cierto que hoy se habla mucho de la familia pero pienso que aquí es aplicable el refrán: “dime que pregonas y te diré de que careces”. Hay movimientos tanto religiosos como civiles muy sólidos que viven y defienden el matrimonio y la familia, pero lo cierto es que la institución familiar tal como la concebimos los que tenemos una tradición bíblica – lo que conocemos como cultura judeocristiana -  está en plena desintegración. Sin entrar en matices y en análisis pormenorizados cabe citar familias monoparentales por elección; familias o parejas homofilas; familias emplasto formadas por los restos de familias naufragadas; familias aparentemente normales, pero corroídas por la violencia y el miedo o la supremacía de un género sobre el otro, etc. A todo esto se puede añadir otras deficiencias como, por ejemplo, no educar a sus hijos, externalizando esta tarea  o directamente deseducando con sus enseñanzas y su ejemplo. Pero es cierto, insisto, que en medio de todo este caos, hay familias que en solitario o de manera asociativa descuellan por su honradez, su ternura, su generosidad y por su entrega tanto al interno como hacía el exterior de la propia familia, y por ello hoy y siempre debemos dar gracias a Dios.

- Bien, Maestro, después de este análisis un tanto catastrófico de la familia actual, háblame de la Sagrada Familia.

- Voy a subrayar solo dos elementos.  Por un lado podemos decir que  “se despojó de si mismo tomando la condición de esclavo hecho semejante a los hombres” (Fil. 2, 7), pues bien lo que Pablo dice de Jesús se puede decir también de su familia:

* una familia de pobres trabajadores, cuyo elemento constitutivo era el cariño; cariño que, por pudor, no se describe en los evangelios, pero que se visualiza perfectamente  en el comportamiento de los protagonistas;

* una familia absolutamente obediente a los proyectos de Dios; con sus momentos misteriosamente buenos como la visita de los pastores, la adoración de los magos o las profecías de los ancianos Simeón y Ana, pero también con otros muy amargos como el sentirse rechazados en las posadas de Belén viéndose obligados  a dar a luz en una humilde gruta de pastores, donde abundaban el cariño y el calor de la acogida, pero faltaban los medios imprescindibles para las circunstancias;

* una familia amenazada y perseguida, que se ve obligada a huir de su tierra y vivir como refugiados en un país extranjero. Son situaciones muy amargas que viven también  hoy miles de familias en todo el mundo.

Por otro lado suenan muy claras las palabras de Lucas: “Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos. … Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc. 2, 51 – 52). Según los historiadores Jesús vivió unos treinta y tres años, de los cuales solo tres dedicados públicamente a la  predicación,  a hacer los signos para culminar en la pasión, muerte y resurrección; esto significa que el Hijo del hombre vivió nada más y nada menos que treinta años en el seno de una familia, escuchando, aprendiendo, madurando psíquica, emocional y afectivamente primero y muy probablemente ayudando, sosteniendo y amparando a su madre viuda después, hasta que llegó su hora (cfr. Jn. 2, 4). Es pura ecología.

- ¿Pura ecología?

- Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española  la “ecología es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno”. Por lo que el entorno natural en el que se desarrolla el ser humano es una familia; ¿dónde, si no, se configuró el carácter de Jesús, que rezumaba al mismo tiempo autoridad, compasión, ternura y misericordia? ¿dónde maduró esa personalidad equilibrada afectiva y emocionalmente que tanto fascinaba a sus seguidores?

- ¡Es que Jesús era Dios!

- Sí, por supuesto, era verdaderamente Dios, pero también era verdadero hombre, y toda su humanidad procedía, por vía normal, de los hombres, es decir, de su familia.

Como conclusión te diré, amigo mío, que nos esforcemos por proteger y mimar la institución familiar como el lugar natural dónde nazcan, crezcan y se desarrollen las nuevas generaciones, preparando así un futuro mejor. Construir una sociedad sin familias sería como fabricar pan sin harina.