Trigésimo segundo Domingo del tiempo ordinario B
Evangelio según san
Marcos, 12, 38 - 44.
En aquel tiempo, entre lo
que enseñaba Jesús a la gente, dijo:
— ¡Cuidado con los
escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan
reverencias
en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros
puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, con pretexto de
largos rezos. Estos recibirán una sentencia más rigurosa.
Estando Jesús sentado
enfrente del arca de las ofrendas, observaba a la gente que iba echando
dinero: muchos ricos echaban en cantidad; se acercó una viuda pobre y echó
dos reales.
Llamando a sus discípulos, les dijo:
—Os aseguro que esa pobre
viuda ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás
han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo
lo que tenía para vivir.
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- ¿Te parece que no hemos hablado suficientemente en
los últimos domingos?
- Quizá si, quizás no, pero es que el evangelio de
este domingo se presta de nuevo a ello por aquello de: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y
que les hagan reverencias por las plazas!”.
- Es posible que tengas algo de razón. Entonces era
así, y, por si acaso lo dudásemos, Jesús lo describe con toda clase de
detalles. Marcos y Lucas lo cuentan de manera muy tajante pero un tanto
resumida, pero Mateo que hemos leído el XXXIº domingo del ciclo A – el año
pasado – es todavía más explícito y te recuerdo una vez más que él fue testigo
directo de los hechos: “En la cátedra de
Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que
os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.
Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no
están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que
los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les
gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las
sinagogas; que les hagan reverencia en las plazas y que la gente los llame
rabbí” (Mt., 23, 1 – 7).
Por desgracia perviven muchas de esas actitudes en la Iglesia de hoy; para
ser justos hay que decir “en una parte de la Iglesia de hoy”. Hacías referencia
a los trepas y a los serviles y efectivamente creo que esos tales, al carecer
de otros méritos, van elegantemente vestidos con trajes “de marca”; no llevan
ni orlas ni filacterias, pero si elegantes clergyman para hacerse ver y
respetar.
Otro
detalle, amigo mío: el evangelio de hoy permite dos lecturas: lectura larga
(Mc. 12, 38 – 44) en la que encontramos esta diatriba contra los mandamases de
los judíos y la limosna de la viuda, y la lectura corta (Mc., 12, 41 – 44), en
la que aparece solo el tema de la viuda. ¿Cuántos sacerdotes, por razones
pastorales, omitirán hoy la primera parte?, ¿Cuáles serán esas razones
pastorales? ¿Tendrán miedo de verse reflejados en ese espejo?.
De
todas maneras lo más atractivo del evangelio de hoy es la segunda parte: la
limosna de la pobre viuda, pero entrar en este huerto es peligroso; son arenas
movedizas.
-
¿Por qué, Maestro?
-
Pues porque ese juicio solo lo puede hacer quién conoce las intenciones y los
corazones, es decir, Jesús. A los humanos se nos escapan muchos flecos y
podemos llegar a conclusiones injustas. De todas maneras voy a ofrecerte
algunos puntos de referencia:
*
Jesús alaba la generosidad de la pobre viuda que ofrece a Dios todo lo que
tiene, pero no critica ni rechaza los donativos de los pudientes. Partiendo de aquí, actualizando el tema y con
el perdón de los exegetas, yo haría la siguiente interpretación: hay dos
maneras de participar en la implantación del Reino de Dios:
A
– Dándote a ti mismo; poniendo tu persona con su fuerza, su inteligencia, al
servicio del Reino. Entiendo que esta mujer a dar todo lo que tenía, inclusive lo
necesario para sobrevivir, se pone totalmente en las manos de Dios, y,
B
– ofreciendo bienes materiales para colaborar con los proyectos de los que
están trabajando en la primera línea de la evangelización.
Creo
que Jesús valora estas dos opciones, pero sólo Él puede evaluarlas justamente
porque sólo Él conoce las posibilidades y las intenciones de cada persona.
-
Maestro, tengo una pregunta: ¿Tiene la Iglesia, o mejor sus representantes,
obligación de recibir los donativos que les dan para sostener sus obras?
-
Pregunta interesante y de nuevo entramos en arenas movedizas. Deben recibir con
humildad y agradecimiento los donativos ofrecidos, pero también tiene que haber
un cierto discernimiento.
-
¿Por ejemplo?
-
Deben ser rechazados los donativos que procedan de la explotación del hombre:
explotación laboral, prostitución, drogas, etc, y también aquellos que sea
ofrecidos con fines abyectos: privilegios, obtención de poder, simonía, etc.
-
¿Y no es muy difícil detectar todo eso?
-
A veces es difícil y te puede llevar a engaño, pero a veces se ven venir desde
lejos. En este caso no hay que ceder, y en anterior al percatarse del error,
hay que corregir abiertamente y pedir perdón si fuera necesario. De todas maneras, amigo mío, en el caso de la
pobre viuda, de las muchas pobres viudas a lo largo de la historia, no hay
espacio para la duda o el error: ha dado todo lo que tenía, no pedía nada a
cambio, y la alabanza de Jesús fue absolutamente gratuita.
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