Solemnidad
de Pentecostés – A
Evangelio según san Juan, 20, 19 – 23.
Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana,
estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los
judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
- Paz a
vosotros.
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y
los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
- Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así
también os envío yo.
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les
dijo:
- Recibid el
Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a
quienes se los retengáis, les quedan retenidos.
|
El ermitaño había pasado prácticamente toda la noche en
vela; se sentía cansado. Salió de su gruta, se asomó al borde del camino y
miró a lo lejos; vio un bulto que se movía empezando a subir la cuesta, y
aunque no distinguía quién era, por la poca luz de las estrellas y por lo
mermada que tenía su vista, supo no obstante que era el discípulo que se
acercaba. No corría como era su costumbre sino que caminaba con síntomas de
cansancio. Comprendió en seguida lo que pasaba, pero no diría nada.
- Buenos días, Maestro, dijo al llegar, y feliz fiesta
de Pentecostés.
- Buenos días, amigo mío, y que el Espíritu Santo te
ilumine.
- Amén, contestó y quedó callado.
El anciano comprendió la situación y, aunque con pena
por ver al joven tan cansado, inició su reflexión.
- Estamos celebrando la solemnidad de Pentecostés.
Pentecostés, como también la Pascua eran fiestas judías que, por
acontecimientos sobrevenidos, celebramos también los cristianos. A lo largo
de los tiempos se ha intentado buscar un paralelismo de estas fiestas en las
dos religiones, pero el resultado es más fruto de la buena voluntad que de
una realidad histórica.
- ¿Qué celebraban los judíos en Pentecostés? preguntó
el joven, no tanto por interés, cuanto para demostrar que estaba despierto.
- Esta fiesta judía actualizaba litúrgicamente dos
cosas distintas: se la llamada "Fiesta de la Siega" porque se
ofrecían a Dios las primeras gavillas de la nueva cosecha y se le daban
gracias por los frutos de la tierra, y también "Fiesta de las
Semanas", porque se celebraba siete semanas después de Pascua, de ahí el
nombre de "Pentecostés": quincuagésimo día. Luego se la
espiritualizó y se celebraba en ella la estipulación y promulgación de la
Alianza del Sinaí entre Dios (Soberano) y su pueblo (vasallo) a través de la
cual Dios se comprometía a defender y proteger a su pueblo y este se
comprometía a no reconocer otro Dios ni Señor fuera de Yahvé que le sacó de
Egipto, liberándolo de la esclavitud.
- Maestro, intervino el discípulo haciendo un gran
esfuerzo para aparentar normalidad, el evangelio que se proclama en la misa
del día de hoy fue ya leído hace unos cuantos domingos, creo recordar.
- Efectivamente se proclamó el segundo domingo de
Pascua, pero entonces fue más completo pues se leyó también la ausencia de
Tomás, sus dudas, la segunda visita del Resucitado y la profesión de fe de
este apóstol. En aquel día se pretendía afirmar una vez más el hecho
histórico de la resurrección, y así lo tratamos nosotros aquí, pero hoy, al
quedarnos solo en la primera parte, subrayamos el don del Espíritu que nos
ofrece Jesús y el envío a la evangelización. Voy a ser muy escueto, porque te
veo muy cansado...
- Es que... intentó justificarse el joven discípulo...
- ¡Tranquilo, ya hablaremos de ello!, dijo el Maestro;
el Espíritu no es algo de tu propiedad, una joya que exhibir en algún momento
y guardar bajo siete llaves después, ¡no!. El Espíritu es un don que se hace
a ti para que lo goces, y al mismo
tiempo lo comuniques a los demás. Se me ocurre una comparación que
probablemente no sea demasiado ortodoxa. Comparo el Espíritu Santo al bastón
que utilizaba Moisés que a él le servía para apoyarse y caminar por el
desierto, pero de él se servía para proteger a su pueblo; con su bastón, y
obedeciendo a las órdenes de Yahvé,
provocó las plagas en Egipto; con su bastón, y obedeciendo a las
órdenes de Yahvé, dividió en dos el mar Rojo, haciendo que el pueblo de
Israel lo cruzara de orilla a orilla a pie enjuto; con su bastón, y
obedeciendo a Yavhvé, golpeó la roca del Horeb haciendo brotar agua abundante
para el pueblo y su ganado. Fue el día conocido como de Masá y Meribá en el
desierto, por las dudas y protestas que esto supuso tanto para Moisés como
para el pueblo.
Pero volvamos al Espíritu Santo. Espíritu y envío van
íntimamente unidos: "Como el Padre
me ha enviado, así también os envío yo". Y, dicho esto, exhaló su
aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo"."
Insisto, es ante todo un don personal; con Él recibes sus dones: sabiduría,
inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios que te animan y
fortalecen, pero con Él recibes también la misión: "Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo".
Miró de reojo al joven y viole prácticamente dormido.
- ¿Qué sucede, amigo mío, no has dormido esta noche?
preguntó barruntando la respuesta.
- La verdad es que no he dormido nada y estoy molido.
Nos juntamos unos cuantos jóvenes de toda la comarca en la arciprestal para
hacer la vigilia de Pentecostés. Cuando terminó me fui a mi pueblo; en mi
casa cogí la mochila y me vine aquí.
Por la cabeza del anciano eremita pasaron tantas cosas,
pero solo pudo balbucear una frase:
- ¡Gracias y que Dios te bendiga!
Después de unos instantes, y ya un poco más entonados
los dos recitaron la secuencia de Pentecostés:
Al terminar el joven sacó su Smartphone y dijo:
- Maestro escucha este canto que es muy sencillo y
pegadizo. Empezaron la escucha y en seguida lo estaban cantando los dos.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario