Solemnidad de la Santísima
Trinidad - A
Evangelio
según san Juan, 3, 16 - 18.
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Maestro, con la solemnidad de este día y el dogma que celebramos estamos
tocando el alma de nuestra fe, ¿verdad?
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Pues sí, estamos tocando la esencia de Dios: Dios Uno y Dios Trino, tres
personas y un solo Dios. Debo confesar que es el dogma que más me turba ...
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¿Te turba, Maestro?
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Si, me turba; justamente porque toca el alma de nuestra fe, toca también sus
fibras más sensibles. Ha sido uno de los temas que más concilios ha convocado a
lo largo de la historia, y que más cismas ha provocado en la Iglesia de
Jesucristo. Precisamente por la importancia del contenido se ha intentado definir
con la mayor precisión posible, y esto, tratándose de las cosas de Dios, no
siempre resulta posible. Recordemos el término "filioque", hoy en vías
de solución, que, con algunos otros que se han ido acumulando a lo largo de los
siglos, han separado a la Iglesia Católica de las Iglesias Ortodoxas.
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¿Filioque?
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Si. filioque. Hay que matizar que detrás de este término hay mucho contenido.
Intentaré explicártelo brevemente. Desde hace muchos siglos la iglesia latina
proclama en el Credo: "(credo) in
Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem: qui ex Patre Filioque procedit. Qui cum Patre et Filio simul adoratur et
conglorificatur"; "Creo en
el Espíritu Santo, Señor y dador de
vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria". mientras
que los orientales proclaman: "Credo
in Spiritum Sanctum qui ex Patre per Filium procedit" (Creo en el
Espíritu Santo, que procede del Padre a través de Hijo).
Como
puedes ver la diferencia es de una sola palabra, pero el contenido es de grande
calado: mientras nosotros afirmamos que el Espíritu Santo procede igualmente
del Padre y del Hijo, los orientales confiesan que el Espíritu procede solo del
Padre y nos llega a través del Hijo. De esta manera el Hijo es tan solo un
medio, un instrumento del que se sirve el Padre para darnos su Espíritu.
Pero
como no soy teólogo todas estas disquisiciones, que reconozco como muy
importantes, me turban. Como no nos oye ningún teólogo y espero que no lo
cuentes a la Santa Inquisición, yo me pondría al lado de Guillermo de Occam y
diría que ante la imposibilidad de comprender intelectualmente la naturaleza
divina, postulo que la aceptemos
simplemente a través de la fe, sin más especulaciones.
Como
reflexión personal yo veo la Trinidad como las varias manifestaciones de Dios a
los hombres. Manifestaciones que hace no por juego, pues no juega al escondite
con nosotros, sino por amor.
* Dios Padre
Creador. Por Amor al hombre, fin último y primario de toda la
creación, creó Dios el universo entero, como el pajarillo que cuidadosamente
prepara el nido donde nacerán y crecerán sus polluelos.
*
Dios,
Hijo, Jesucristo. Por amor, "cuando
llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido
bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos
la adopción filial" (Gal. 4, 4 - 5).
*
Dios
Espíritu Santo. Estando los apóstoles encerrados en el cenáculo por miedo a
los judíos, sin saber qué hacer y sin perspectivas de futuro, acompañados por
la tierna presencia de María, la Madre de Jesús, entra el Espíritu Santo, como
fuego, como fuerza, como viento recio (cfr. Hech. 2, 1 - 4), y los impulsa a
abrir las puertas, a proclamar a todos que ha empezado un nuevo tiempo, una
nueva era y a ponerse en marcha por caminos y senderos, cruzar mares y montañas
para llevar la buena nueva a todo el mundo entonces conocido.
Pero
esto es mucho más que historia: es realidad, es presencia, es cotidianidad:
Dios Padre sigue
creando. ¿Cuántas estrellas nuevas surgen cada día? ¿Cuántas constelaciones se
configuran en el macrocosmos? ¿Cuántas pequeñas moléculas aparecen en el mundo?
¿Cuántos hombres nacen y cuántos mueren? Nada de esto es ajeno a la mano creadora
del Padre.
Dios Hijo
sigue salvando. ¿Cuántos de nosotros sentimos que Jesús nos salva cada día?
¿Cuántos hombres y mujeres descubren de manera fortuita e inesperada la persona
de Jesús, y sus vidas sufren un cambio de 180 grados, alcanzando una felicidad
que desconocían?
El
Espíritu
sigue actuando. ¿Cuántos hombres y mujeres, hoy día, impelidos por el Espíritu,
han puesto sus vidas al servicio de Dios y de los hombres, para anunciar, atender,
cuidar y santificar a los hermanos?
Sí,
amigo mío, creemos en un Dios Único e indivisible, pero que a lo largo de la
historia y de la eternidad se ha manifestado de muchas maneras para hacer
reconocible y eficaz su amor para con nosotros.
Después
de unos minutos de reflexión y de rezar laudes dijo el ermitaño:
-
Te voy a dar un dibujo que de manera esquemática resume las tres personas de la
Santísima Trinidad y la relación entre ellas. Me pareció simpático.
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