XXIII Domingo del Tiempo ordinario A
Evangelio según san Mateo, 18, 15 - 20.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Si tu
hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has, salvado a tu
hermano. Si no te hace caso, llama a
otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos
o tres testigos. Si no les hace caso,
díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad,
considéralo como un gentil o un publicano.
Os aseguro
que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que
desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la
tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en
mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
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Aquella mañana muy temprano,
cuando el sol todavía no se había asomado al horizonte para su paseo diario, se
acercó el discípulo al Maestro y le dijo a quemarropa:
- Maestro, háblame
del Evangelio de hoy.
- Lo has leído ya?
¿qué te gustó más?
- A mi me gustó mucho la ultima parte, sobre
todo cuando dice: "porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre,
alli estoy yo en medio de ellos". ¿Significa esto, Maestro, que cuando tu
y yo rezamos juntos, Jesús está presente? ¿quiere decir que en vez de dos somos
tres? ¡Urra!
- Sí, contestó el Maestro, somos tres, y ¡qué fuerza cuando
Jesús está con nosotros? Sabes lo que dicen los cursillistas (los que hacen los
cursillos de cristiandad) ?
- No, Maestro, no lo
sé.
- Jesús y yo =
mayoría absoluta.
Pero esto es válido en otras muchas circunstancias, siempre
que dos (o más, pero no hacen falta millones) se reúnen para orar. Cuando una
familia, aunque reducida, ora, su hogar se transforma en el más grandioso - y
sencillo a la vez - templo de la humanidad. ¿Y qué decir cuando los obreros del
campo inician su faena con una oración? ¿Puede acaso la mente humana imaginar
un templo más hermoso?
- ¿Y qué dices de las otras dos partes de hoy?
- ¡Cuáles?
- Pues aquello de cuando alguno de ofende, repréndelo a
solas, si no hace caso, hazlo con un par de testigos, y solo después comunícalo
a la comunidad-
- Resulta evidente que Jesús nos invita ante todo a la
paciencia, a la discreción, al diálogo, a la misericordia.
Fíjate bien en la sentencia: "y si no hace caso ni
siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano". Es
evidente que si después de tanto esmero y dedicación el rebelde sigue en su
terquedad, hay que considerarlo persona ajena a la comunidad, siempre dispuesta
a recogerlo con los brazos abiertos, si, como el hijo pródigo, recapacita y
reconoce su error.
El evangelio en ningún momento sugiere - más bien todo lo
contrario - que la comunidad lo entregue al brazo secular para que sea condenado
y llevado a la hoguera, o entregado a la prensa para que sea despellejado.
La Iglesia ha asumido a lo largo de su historia, tareas de
sustitución en el campo de la sanidad, de la educación y en otros ámbitos de la
sociedad, y es justo que así sea mientras otras instituciones no se hagan cargo
plena y correctamente, pues mientras haya un hermano que sufre Cristo sigue
crucificado, pero con frecuencia ha olvidado que su fin último es la
MISERICORDIA.
- ¿Maestro, y qué me dices de aquello de "atar" y
"desatar"?
- ¡Uff! ¡Qué difícil
me lo pones! Eso a la Iglesia le gusta mucho y lo usa con la destreza de un
marinero. Pero no podemos hablar más alto porque le ha dado rango de dogma de
fe.
El Maestro miró al horizonte, el sol todavía soñoliento empezaba
a asomarse; el dia clareaba. Entonces dijo al discípulo:
- Vamos a rezar
laudes y hagamos de este bosque el templo más amplio y hermoso que exista en la
faz de la tierra.
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