miércoles, 19 de noviembre de 2014

ὁ Κυριός ἔστιν”


Jesucristo, Rey del Universo.

Evangelio según san Mateo,  25, 31 - 46.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
- Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme."
Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?"
Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.  Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis."
Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Y él replicará:
"Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo."
Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

 Antes todo era diferente, Dios era Dios y hablaba a su manera, fuego, terremotos, diluvios, a veces brisas suaves, arco iris,  y otras cosas por el estilo, y el hombre era el hombre y  tenía su propio lenguaje, muy sencillo, para comunicarse entre sí, hasta la torre de Babel, en que lo estropearon todo, porque se acabó la posibilidad de comunicación. Hacían un esfuerzo para entender los mensajes de Dios. A veces acertaban, a veces no, como yo, pobre ignorante, cuando leo un texto en inglés; del texto y del contexto saco unas conclusiones algunas veces acertadas, la mayoría equivocadas.
 
Dentro de su sencillez el hombre era consciente de que Dios era otra cosa, estaba fuera de su capacidad intelectiva. Para ellos Dios era sencillamente ÉL (el ÉL por excelencia), el innombrable, porque ninguna palabra podría definir a Dios en su totalidad. “Yo soy el que soy” (Ex. 3, 14) había dicho EL a Moisés en el Horeb junto a la zarza ardiente.
 
De momento todo normal, hasta que un buen día – día cumbre en la historia – Dios se hizo hombre y, como uno más, habitó entre nosotros (Cfr. Jn. 1, 14) y aquí empieza el problema del lenguaje, que no de la comunicación, por Jesús, el Dios hecho hombre es, por si mismo comunicación.
 
Tiene que traducir al limitado lenguaje humano  la figura y el mensaje del Eterno.
Cuando habla a Dios, con palabra humana, le llama sencillamente “Abba”, Padre, “Padre  a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23, 46) y lo mismo cuando habla de EL a sus discípulos, mentes obtusas: “como el Padre me ha amado, así os he amado yo” (Jn.15, 9).
 
¿Y cómo se define a sí mismo?  Pues Jesús tampoco encuentra en el pobre lenguaje humano una palabra que pueda definirlo totalmente, por lo que usa muchas términos y comparaciones para presentarse a los suyos: el Hijo del hombre, camino, verdad y vida, el buen pastor, la puerta del redil, y también – y esto lo encontramos en el evangelio de hoy – como rey. Ante Pilatos en  el pretorio Jesús se reconoce como Rey, pero muy puntualizado: “no os equivoquéis, no soy como los demás reyes que conocéis: poderosos, corruptos, ansiosos de poder, etc. mi reino no es de este mundo” (cfr. Jn. 18, 32 – 37).
 
La Iglesia, aprovechó este título para crear esta fiesta, Cristo Rey; un título que siendo evangélico, es demasiado temporal y difícil de comprender en un mundo donde la mayoría de las naciones son republicanas, y dónde hay monarquías, reyes, estos no son precisamente modelos para sus súbditos. Menos mal que no se le ha ocurrido crear la fiesta de “Jesucristo, el Gran Emperador”.
 
Personalmente de tos títulos dedicados a Jesús, aún siendo humano como todos los demás, el que más me gusta es que el que utilizaban sus amigos: “Κύριος”, el Señor.
María Magdalena de vuelta del sepulcro el día de Resurrección comunica a los discípulos:
 
-“τι ωρακα τον Κυριον”, “he visto al Señor” (Jn. 20, 18). En la pesca milagrosa cuando Juan reconoce a Jesús dice a Pedro: “ Κυριός στιν”,  es el Señor”. 
 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario