domingo, 20 de noviembre de 2016

ADVIENTO

Primer Domingo de Adviento  A

Evangelio según san Mateo, 24, 37 – 44.
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
- Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.
 Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»


Hacía frío, mucho frío aquella mañana. Las montañas estaban nevadas, pero el Maestro estaba tranquilo, porque el sendero que venía desde el pueblo estaba despejado, y el discípulo al que esperaba como cada domingo conocía de sobra el camino y en peores condiciones había llegado sin problemas.

Mientras lo esperaba el anacoreta atizaba el fuego para que la cueva estuviera templada y fuera más acogedora.

Con puntualidad británica, y antes de que se intuyera el inicio del alba, llegó el  discípulo; llamó, entró y saludó.

- Buenos días, amigo mío; bienvenido seas a esta tu casa, respondió el ermitaño. Acércate al fuego y caliéntate un poco porque debes estar helado.

- No demasiado, salvo las manos y las piernas.

Se acercó al fuego se calentó las manos, se frotó un poco los muslos, y como si no quisiera perder tiempo, añadió:

- Empezamos un nuevo año y lo empezamos muy apocalíptico y tenebroso.

-Yo especificaría un poco más: empezamos un nuevo año o ciclo litúrgico. Sobre el estilo y significado del evangelio de hoy hay muchos detalles a subrayar:

* Indudablemente el pasaje de este domingo, igual que el de hace dos semanas aunque  escritos por autores diferentes, tiene un estilo apocalíptico.

- ¿Qué es el estilo apocalíptico?

- Pues es un estilo expresivo, vigoroso y rotundo para despertar las conciencias, utilizando con frecuencia, como simbolismos, imágenes catastróficas, a veces históricas, como el diluvio, a veces míticas.

- ¿Es como cuando decimos a un niño que viene el coco?

- No, salvo que una madre diga a su hijo que esté en silencio porque viene el coco, cuando en verdad supone que alguien está al acecho para robar y agredir. En ese caso usaría un lenguaje mítico para avisar al niño que existe un peligro real.

En el lenguaje apocalíptico, tanto clásico como moderno, hay que saber diferenciar y separar el grano de la paja, teniendo en cuenta que la paja también tiene su razón de ser. ¿Existiría el grano si no hubiera la paja?. En nuestros tiempos hay muchos mensajes tremendamente apocalípticos y demoledores, como lo de algunos políticos, medios de comunicación, organizaciones comerciales y ecológicas, que nos quieren convencer que la catástrofe está a la vuelta de la esquina. Hay que atenderles de manera muy crítica, pero “cuando el río suena, agua lleva”, por lo que detrás de tanto alarmismo, a menudo  interesado, puede haber algo que merezca nuestra atención, estudio y, en la medida de lo posible, solución.

* A nosotros, frutos de una cultura científica, o pseudocientífica, este lenguaje puede sorprendernos, pero para los oyentes de Jesús resultaba familiar. Lo conocían del Antiguo Testamento (v. gr. Daniel, capítulos 9 – 12), y de la literatura judía de la periferia o de la diáspora, por lo que al Apocalipsis de San Juan, que para muchos resulta anacrónico y terrorífico, es, en verdad, un magnifico tratado de teología y de eclesiología.

- Dejando pues a un lado el estilo literario, los mitos, en una palabra la paja a la que te referías, ¿cuál es el mensaje del evangelio de hoy?

- Te voy a ofrecer algunos puntos:

*  La liturgia de este domingo, cuyos textos bíblicos parecen estar fuera de contexto pretende ser como el prólogo del ciclo litúrgico y, a su vez, de la vida del creyente. El prólogo de un libro es el escalón previo que sirve para expresar o mostrar algunas circunstancias importantes sobre la obra, que el autor quiere destacar o desea enfatizar; así este domingo quiere indicarnos cuál es el fin último de todo el ciclo: acercarnos al fin último de nuestra existencia que es el encuentro con Cristo, Nuestro Señor, en la parusía.  Los próximos domingos ya entraremos en la parte histórica: veremos a Juan preparando los caminos del Señor, predicando a los fariseos y saduceos y bautizando en el río Jordán, asistiremos a las dudas de José y como Dios, a través de un ángel en sueños, lo tranquiliza.

*  Sutilmente nos invita a que cada cual espere ese momento cumpliendo su misión: “dos hombres estarán en el campo, dos mujeres estarán moliendo”, cada cual en su sitio. Hoy diría: unos estarán en el campo, otros en la oficina; unos estarán en la escuela, otros en los hospitales; unos estarán en la economía otros en la empresa; unos estarán en los partidos, otros en los sindicatos; unos en la iglesia, otros en la sociedad civil, pero todos, absolutamente todos, comunicando con su palabra y su vida la Alegría del Evangelio.

*  Por último este evangelio, por ser un texto apocalíptico, es un canto a la esperanza. La literatura apocalíptica es un aldabonazo a las conciencias para se tome conciencia de destino de todo ser humano es el encuentro con el Hijo del Hombre en el reino del Mesías. De ahí la insistencia a la vigilancia. Existe un tipo de vigilancia, que llamaría, y solo para ponerle un nombre, ”defensiva” y es la más frecuente y que aparece en el texto de hoy: evitar los ladrones, pero hay otra vigilancia que yo llamaría “creativa” cuyo ejemplo puede ser la de la mujer en estado; ella, su entorno y el tocólogo vigilan el embarazo en aras al feliz alumbramiento de una nueva vida, regalo de Dios, sana y  venturosa.

Sea así nuestra vigilancia, no con miedo a que nos asalten, nos roben, o sabe Dios qué, sino en espera del día gozoso del encuentro con nuestro Señor en la gloria de su reino.
Y aunque ambos tenían la voz un tanto maltrecha por el frio de la mañana, pero como un compromiso  que voluntariamente aceptaban cantaron;
Vamos a preparar
el camino del Señor.
Vamos a construir
la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
Él brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.
Él estará a nuestro lado,
Él guiará nuestros pasos,
Él nos dará la salvación.
Nos limpiará del pecado,
ya no seremos esclavos,
Él nos dará la libertad.
Vamos a preparar
el camino del Señor.
Vamos a construir
la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
Él brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.
Visitará nuestras casas,
nos llenará de esperanza,
Él nos dará la salvación.
Compartirá nuestros cantos,
todos seremos hermanos,
Él nos dará la libertad.
Vamos a preparar
el camino del Señor.
Vamos a construir
la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
Él brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.
Caminará con nosotros,
nunca estaremos ya solos,
Él nos dará la salvación.
Él cumplirá la promesa
y llevará nuestras penas,
Él nos dará la libertad.
Vamos a preparar
el camino del Señor.
Vamos a construir
la ciudad de nuestro Dios.
Vendrá el Señor con la aurora,
Él brillará en la mañana,
pregonará la verdad.
Vendrá el Señor con su fuerza,
Él romperá las cadenas,
Él nos dará la libertad.


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