Cuarto Domingo de Adviento A.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo, 1, 18 – 24.
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de
vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla,
decidió repudiarla en
secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le
apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no
tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella
viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús,
porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo
esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad:
la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa "Dios con nosotros"».
Cuando
José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a
casa a su mujer.
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Se acercaba ya
Se barruntaba el anacoreta que también el discípulo le
traería algo, por lo que decidió calentar la leche para que estuviera a punto
cuando el joven llegara. Y no se equivocaba; efectivamente le traía dos
pastillas de turrón y una bandeja de bizcocho. Antes de nada y teniendo en
cuenta el frío que hacía se sentaron alrededor del fuego tomando cada cual su
cuenco de leche y su rebanada de bizcocho. Mientras comían comentó el joven:
- Mi madre llama a este bizcocho coca boba o coca maría.
- ¿Y eso?
- Es que de joven pasó una temporada en tierras de
Valencia y, según parece, allí la llaman así. A veces le añade almendra
molida o chocolate y están muy buenas.
Cuando terminaron el joven cogió los cuencos y los llevó
a un rincón depositándolos en el lebrillo en el que el ermitaño solía lavar
su “vajilla”. Se sentó de nuevo junto al fuego y entró ya en el tema:
- ¿¡Qué parco es Mateo al narrar el nacimiento de Jesús!?
- Sí, lo hace muy resumido, pero toca los temas
principales:
* linaje real; en la genealogía aparece como descendiente de Abrahán, fundador del
pueblo de Israel y padre de la fe monoteísta, y de David, el histórico rey de
Israel a quién Dios había prometido que su casa reinaría para siempre;
* concepción sobrenatural en el seno de una virgen; intervención de Dios en todo
el proceso;
* nacimiento histórico aportando fecha (en tiempos del rey Herodes) y lugar (en
Belén de Judea);
*
la universalidad de su reinado, que
trasciende totalmente el pequeño reino de Israel: unos magos- gentes de
ciencia y de poder – vienen de oriente y cayendo de rodillas – gesto de
pleitesía y sumisión – lo adoraron;
* el sufrimiento de la humanidad. Jesús, en cuando hombre, sufre la persecución y es un refugiado en país extranjero, y
contempla como a su alrededor son aniquilados de manera arbitraria e injusta
muchos inocentes.
Como puedes ver, Mateo es parco pero toca muchos palos.
Es Lucas quien nos cuenta todos o, por lo menos, muchos de los detalles del
nacimiento del Salvador, acontecimientos previos y posteriores. Marcos
empieza su evangelio con el bautismo de Jesús en el Jordán y Juan
prácticamente lo mismo, salvo que introduce un magnífico prólogo en que nos
presenta la misión de Jesús, que es Hijo de Dios y Dios mismo, el cual se
hace hombre, sin especificar detalles, para compartir nuestra historia.
- ¿Podemos decir, Maestro, que en este nuestro peregrinar
litúrgico hacia la Navidad, hoy tenemos como compañero de camino a San José?
- Sí, efectivamente; y no es, ni mucho menos, un
personaje menor. Es comparable a la figura de María, a quien se acerca en
santidad y con la que compartió la misión de acoger, cuidar, educar y
proteger al mismísimo Hijo de Dios. Junto a ella lo encontramos buscando
posada en la ciudad de Belén; junto a María estaba en el momento del parto.
Con ella estaba cuando llegaron los pastores a adorar al niño (Lc. 2, 15) y
se supone que también estaba cuando vinieron los magos (Mt. 2, 11). Con María
estaba en el momento de la circuncisión, ya que el protocolo exigía que fuera
él quién le pusiera el nombre (Lc. 2 21), y con ella estaba en el momento de
la presentación en el templo y los dos se maravillaban de las profecías de
Simeón y de Ana (Lc. 2, 33). También con ella estaba en otras circunstancias
más trágicas: cuando tienen que huir a tierra extraña: “José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a
Egipto” (Mt. 2, 14) y cuando Jesús
se escapó del control paterno unos cuantos días, José con María dejaron la
caravana y volvieron a Jerusalén para buscarlo: “Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos
angustiados” (Lc. 2, 48), Y cabe suponer que con María, José compartió
durante años el hogar de Nazaré , donde Jesús creció en sabiduría, en
estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 52).
- ¿Si la importancia de José es tan grande, podríamos
afirmar que los evangelios son injustos con él?
- Hablar de justicia o de injusticia quizás sea un poco
exagerado. Los evangelios tienen un único protagonista: Jesús el Hijo de
Dios; los demás son personajes secundarios que entran en escena
ocasionalmente para dar credibilidad al hecho principal. También la figura de
María viene muy minimizada, salvo en Lucas que viene más valorada; quizás por
esta y otras razones de mayor peso algunos biblistas afirman que el llamado
“evangelio de la infancia” es un añadido posterior, cuando ya la piedad
popular empezaba a venerar
En una sociedad como
la nuestra dónde abundan las palabras y escasean los silencios, puede
parecer pobre lo dicho de José, pero no es así; afirma que era “bueno”, y
bajo este concepto se esconde todo un programa de vida; voy a presentar
algunos puntos:
Misericordia. Ante todo hay que aclarar que el casamiento hebreo tenía dos actos;
los qiddushîn :"san-tificación" o "adquisición", que a
veces traducimos como desposorios, pero que, de hecho, a partir de entonces
eran ya marido y mujer, aunque cada uno seguía en la casa paterna era ya una situación irreversible, y los nisu'în (conducción), que era cuando
la novia era conducida a la casa del varón. El tiempo entre uno y otro acto
podría ser de un año. Fue precisamente durante este tiempo de interregno en
que María quedó embarazada. José
debería denunciarla para que, en cumplimiento de la ley mosaica ( Cfr. Deut.
22, 23), fuera lapidada, pero era bueno y evidentemente la quería; no la
denuncia sino que decide repudiarla en secreto y ¿quizás? marcharse a otro
lugar, cargando así él con la culpa, eximiéndola a ella de toda
responsabilidad.
Obediencia.
José accedió de manera incondicional a aceptar aquel niño
que no sólo no era biológicamente suyo sino que, además, era hijo del
misterio y obedeció llevando María a su casa, poniendo el nombre que le había
sido ordenado, escapando con su familia a Egipto. Toda una odisea que
manifiesta una gran confianza en la palabra que había recibido. No consta, pero muy probablemente,
como María, también José exclamó: “aquí estoy, Señor, para cumplir tu
voluntad”.
Como conclusión, amigo mío, yo rezo para que la fiesta de
Navidad, ya muy cercana, nos convierta los corazones; seamos misericordiosos
con los hombres, no juzgando precipitadamente o por apariencias, porque
podemos equivocarnos, no juzgando nunca, dejando este cometido en la tierra a
los que tienen esta misión y en definitiva al Señor, Juez Supremo. A nosotros
toca perdonar, una y otra vez, setenta veces siete, y más… y aceptar la
voluntad de Dios aunque no la entendamos, conscientes de que Él va estar a
nuestro lado y no nos defraudará, sabiendo, además, que algún día se nos
desvelará la razón última de todo lo que hemos vivido.
A continuación
rezaron muy pausadamente e intercalando silencios de reflexión y oración
personal como hacían cada domingo.
Al despedirse dijo el discípulo:
- Maestro, todavía no es Navidad ni tiempo de
villancicos, pero he preparado este, que es muy simpático y popular, para que
lo cantemos en honor de San José.
Sacó de la mochila dos folios, pasó uno al ermitaño y los
dos cantaron:
San
José al niño Jesús
un
beso le dio en la cara
y
el niño Jesús le dijo
que me pinchas
con las barbas.
Pastores
venid,
pastores
llegad,
adorar
al niño,
adorar
al niño
que ha nacido
ya.
Oiga
usted, señor José,
no
le arrime usted la cara
que
se va asustar el niño
con esas
barbas tan largas.
Pastores
venid,
pastores
llegad,
adorar
al niño
adorar
al niño
que ha nacido
ya.
Las
barbas de San José
el
niñito acariciaba
y
el santo se sonreía
cuando de
ellas tiraba.
Pastores
venid,
pastores
llegad,
adorar
al niño
adorar
al niño
que ha nacido
ya.
A
Jesús mira la Virgen
y
a la Virgen San José
y
Jesús mira a los dos
y se sonríen
los tres.
Pastores
venid,
pastores
llegad,
adorar
al niño
adorar
al niño
que
ha nacido ya.
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