jueves, 8 de enero de 2015

EL PADRE ES EL NOTARIO MAYOR DEL REINO


Fiesta del Bautismo del Señor B

Evangelio según san Marcos, 1, 7 - 11.



En aquel tiempo, proclamaba Juan:
— Detrás de mi viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Por entonces llegó Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:
— Tú eres mi Hijo amado, mi predilecto.

 - Buenos días, Maestro.
- Buenos días, amigo mío,
En seguida se percató el Maestro que uno de los compromisos de año nuevo de su discípulo era “guardar las formas”. ¿cuánto le duraría?, tampoco importaba mucho; lo verdaderamente importante era que su joven discípulo seguía creciendo y, con ocasión de nuevo año, se había fijado nuevas metas, hecho nuevos propósitos.
- ¿Maestro, por qué la liturgia coloca a continuación de la Epifanía la celebración del Bautismo del Señor? ¿No es demasiado rápido?
- Hay muchas razones. Ante todo piensa que toda la vida, milagros y enseñanzas de Jesús viene condensada en un año o ciclo litúrgico, así que hay que abreviar necesariamente, pero creo que hay otra razón de carácter psicológico. El ciclo Navideño es muy importante, ¿qué duda cabe?: el Dios Eterno y Omnipotente se hace hombre y se presenta ante los hombres, sean esos pastores, nómadas, pobres y analfabetos, o magos, hombres ricos y de ciencia, capaces de leer el cosmos, como un niño pequeño, aparentemente indefenso, necesitado de cariño y de protección.
Esta imagen despierta en nuestro corazón sentimientos de ternura  y hasta de conmiseración. Pero tenemos que despertarnos y darnos cuenta que Jesús no es solo el niño de Belén, sino el adulto que predica, que realiza milagros, que ama, que sufre, que muere y que resucita. En definitiva que nos salva.
Debemos mantener en nuestra memoria la imagen de Belén como dulce recuerdo, pero nuestra atención debe de estar en lo que dice y en lo que hace, como estaban las multitudes que lo seguían o como estaba María, sentada a sus pies en el hogar de Betania.
- ¿Entonces esta fiesta del Bautismo del Señor no tiene nada que ver con el tiempo navideño que acabamos de vivir?
- Es una fiesta puente entre la Navidad y el resto del año. Intentaré explicarme: Jesús había sido acogido y objeto de admiración por parte de muchas personas: sus padres, los ángeles, los pastores, los magos, los profetas Simeón y Ana, etc. pero faltaba la confirmación del Padre. El Padre era el notario encargado de validar la persona de Jesús, como Hijo de Dios, y por consiguiente autentificar todo su ministerio: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”, aunque a mí me gusta más la versión de Mateo. “Este es mi Hijo amado, en quién me complazco” (Mt. 3, 17).
- ¿Por qué le gusta más la versión de Mateo?
- Es evidente que en las versiones de Marcos y de Lucas  todos los presentes perciben el milagro y oyen la voz, pero esta se manifiesta como un diálogo personal e intimo entre el Padre y Jesús: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”, Es como una confirmación personal, como si Jesús no supiera hasta entonces, o dudara, de quién era. Por el contrario en la versión de Mateo la voz se dirige a los presentes – y a todos nosotros –: "escuchad bien todos los que buscáis la verdad: “este es mi Hijo amado, en quién me complazco”. Más allá de un diálogo personal en el Bautismo de Jesús en el Jordán el Padre lo presenta a la humanidad como lo que es: el Hijo de Dios.
Y de aquí el segundo apoyo de este puente: contemplad con cariño y veneración la imagen del Niño Jesús en Belén, pero sobre todo seguid, escuchad y venerad al Jesús de Nazaré, al predicador incansable, al fustigador de los poderosos, fueran políticos o religiosos, de los cobardes y usureros, de los aprovechados y engreídos, al amigo de los pobres, cercano a los enfermos y pecadores y que no tenía reparo en ensuciarse la manos con barro hecho con la propia saliva si con ello devolvía la vista a un ciego.
Este es el Jesús que vamos a seguir a partir y este domingo y durante el resto del año litúrgico.
- Amén, dijo el discípulo.
 
El Maestro lo miró y sonrió. Cierto que tenía que cuidar un poco sus modales, pero ahora se estaba pasando …

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