Solemnidad de Santa María, Madre de
Dios C
Evangelio según san Lucas, 2, 16 - 21.
En aquel
tiempo, los pastores fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José,
y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho
de aquel niño.
Todos los
que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María
conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Los
pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto
y oído; todo como les habían dicho.
Al cumplirse los ocho días, tocaba
circuncidar al niño, y le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el
ángel antes de su concepción.
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Era el día 1 de Enero Como todas las madrugadas el
ermitaño rezó el oficio de Lecturas. Al terminar quedó en silencio (¿con quién
iba a hablar?). Era ya día de Año nuevo.
Durante el invierno el fuego ardía siempre, con mayor
o menor intensidad, en el centro de la cueva, como si se tratara del palacio de
un patricio romano o del templo de la diosa Vesta en el foro romano. Calentaba
el ambiente de una manera regular; allí cocía el Maestro sus verduras, hervía
la leche (cuando la tenía), preparaba sus infusiones, algunas de receta propia.
Allí cocía sobre una plancha de hierro una especie de pan al que él llamaba
pomposamente tortas o gachas, y que no eran más una pasta de harina, agua y un
poco de sal, que extendía sobre dicha plancha de hierro caliente. A alguno le
haría pensar en el pan ácimo que come el pueblo judío en la pascua. En el
verano, cuando ya no necesitaba calefacción, la lumbre la encendía solo para
cocinar y lo hacía en un rincón, al fondo de la cueva.
La fiesta de primer de año es muy polivalente, y reúne muchas celebraciones diferentes,
* Año Nuevo,
es decir el inicio del año civil, con un fuerte impacto sobre todo en el campo administrativo,
por aquello de los balances, presupuestos, impuestos, etc.
* Para el Calendario Litúrgico: Santa María Madre de Dios. Primer dogma mariano promulgado por el
Concilio de Éfeso en Junio del año 431.
* Para la historia y para la devoción popular el día de la circuncisión, en que
pusieron al niño el nombre de Jesús o Emmanuel: “Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le
pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción” (Lc. 2, 21).
* Jornada
Mundial de la Paz. El Papa Pablo VI estableció esta Jornada en el mensaje
del día 8 de Diciembre de 1967, siendo la primera Jornada el 1 de Enero de
1968. En la memoria del ermitaño resuenan fuertemente las palabras del Papa en
aquel mensaje, leídas y releídas tantas veces en los albores de su juventud
cuando creía en la utopía de un mundo mejor: “La proposición de dedicar a la Paz el
primer día del año nuevo no intenta calificarse como exclusivamente nuestra,
religiosa, es decir católica; querría encontrar la adhesión de todos los amigos
de la Paz, como si fuese iniciativa suya propia, y expresarse en formas
diversas, correspondientes al carácter particular de cuantos advierten cuán
hermosa e importante es la armonía de todas las voces en el mundo para la
exaltación de este primer bien, que es la Paz, en el múltiple concierto de la
humanidad moderna.
La Iglesia
Católica, con intención de servicio y de ejemplo, quiere simplemente «lanzar la
idea», con la esperanza que alcance no sólo el más amplio asentimiento del
mundo civil, sino que tal idea encuentre en todas partes múltiples promotores,
hábiles y capaces de expresar en la «Jornada de la Paz», a celebrarse al
principio de cada nuevo año, aquel sincero y fuerte carácter de humanidad
consciente y redimida de sus tristes y funestos conflictos bélicos, que sepa
dar a la historia del mundo un desarrollo ordenado y civil más feliz”.
¡Qué lejos queda todo esto, no solo en el tiempo
sino en los objetivos! Hoy solo la Iglesia Católica sigue de alguna manera recordando
esta jornada.
El Maestro seguía pensando. Hoy no tenía que
configurar un discurso lógico y armado para comunicarlo al discípulo, por eso
su pensamiento corría un poco más libre y hasta anárquico.
Santa
María Madre de Dios, por supuesto que sí, pero el ermitaño se sentía
perezoso al leer y estudiar los
concilios ecuménicos de la Iglesia y los dogmas de ellos emanados. ¡Qué
términos difíciles de entender y más difícil todavía de explicar, hipóstasis, ὁμοούσιον =
consubstancial, etc. El Maestro dejó que su pensamiento volara a la Éfeso
actual. Allí, perdidas en medio de un campo quedan las ruinas de la antigua basílica
de Santa María, donde tuvo lugar el concilio y donde se proclamó a María como
la Θεοτόκος
= Madre de Dios. ¡Solo unas ruinas para recordar un pasado
glorioso y trascendental para la historia de la teología cristiana en general y
católica en particular! A muy pocos metros el lugar donde Pablo trabajaba y
enseñaba a los fieles de esta Iglesia; al lado el puerto (hoy un campo
cultivado, ya que el mar se ha retirado más de 20 kilómetros, donde el Apóstol
se embarcó a toda prisa para Macedonia después del tumulto o rebelión
organizada por Demetrio y los demás
plateros de la ciudad. ¡Y todo esto, sin una señal, un recuerda que haga
memoria de todo lo acontecido!
Santa María, Madre de Dios. Si la
humanidad y la divinidad configuran una sola persona, Jesús, de una manera que
no se puede ni dividir, ni separar, es evidente que la que engendró esa persona
al ser reconocida como la Madre de Jesús, tiene todo derecho a ser proclamada
también Madre de Dios. Esto no significa que la Virgen sea el principio o la
creadora de Dios, sino la que le dio vida a “Jesús”. Mi madre, pensaba el Maestro, me engendró, me
parió y me crió, con todos mis defectos y mis virtudes y fue “mi madre”, la
madre de todo mi ser, aunque no el principio de mi ser, no me creó, sino que me
transmitió la vida. Los padres no crean, transmiten una vida, cuyos orígenes se
situa en el principio de los tiempos.
El Maestro se cansó con estos
pensamientos y se dijo: “Año Nuevo, Vida Nueva”. No es cierto. Quizás sea un
momento oportuno para aportar algunas correcciones a tu rumbo, ¿pero todo
nuevo?, ni hablar. La vida es como un largo, a veces muy largo sendero, con
curvas, altibajos, lugares escabrosos y algún que otro remanso, y todo esto que
tienes en tu “haber” te proyecta al futuro, pero empezar desde cero ¡imposible!
Iba el Maestro a meditar un poco sobre la paz. Esa paz
que llena la boca de los gobernantes y de los políticos; esa paz que se trata
en grandes reuniones siempre aparejadas a buenos viajes y mejores comidas y
cenas, esa paz que no aparece por ninguna parte, y cuando aparece es tan
imaginaria o frágil que se quiebra en seguida. En estos pensamientos estaba el
ermitaño cuando se dio cuenta de que un rayo de sol se colaba por la rendija de
la puerta. Decidió que seguiría meditando sobre esto más tarde. Ahora tocaba
salir a desentumecerse un poco, a saludar a sus animales, al sol, al viento y a
las montañas que lo rodeaban.
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