jueves, 7 de enero de 2016

MALA CONCIENCIA


Solemnidad de la Epifanía del Señor

Evangelio según san Mateo, 2, 1 – 12.
Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
— ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
— En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judea,
no eres ni mucho menos la última
de las ciudades de Judea,
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel.”
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
— Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, a vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.


-
Maestro, hoy se celebra la Navidad, dijo el discípulo al llegar aquella mañana.

De momento el ermitaño lo quedó mirando. Se le veía especialmente alegre; una enorme sonrisa – de oreja a oreja – iluminaba su cara. El Maestro pensó que a su joven amigo, con ocasión de la fiesta de los Reyes Magos, le habían hecho algún regalo que lo hacía así feliz, pero no quiso indagar para no entrar en discusiones inútiles y, además, todo hay que decirlo, no había preparado nada para el joven, más allá del tazón de leche caliente que solía ofrecerle en los días fríos de invierno, cuando la tenía, pero esto no podía computarse como regalo.
-  Hoy se celebra la Navidad, dijo el discípulo, pensando que el Maestro o bien no lo había escuchado o bien no había entendido la broma que le estaba gastando.
- Creo saber por dónde vas, pero estás ligera y doblemente equivocado …
- ¿Por qué, Maestro?
- Empecemos por el principio. Te refieres, según creo, a las iglesias ortodoxas …
- Efectivamente.
- Pues bien, ellos celebran la Navidad, no hoy sin mañana, día 7 de Enero; este es el primer ligero error, al cual hay que añadir un segundo: mañana, en sus calendarios, aparecerá: 25 de Diciembre: Festividad del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
- Y eso, ¿por qué?
- Bueno es un tema muy complicado para explicártelo aquí, pero tú sabrás encontrarlo en otro lugar. De todas maneras intentaré darte un resumen. En la antigüedad había muchos calendarios, cada nación, cada ciudad, cada rey o imperador tenía el suyo propio, por lo que era imposible entenderse. En el año 46 a. C. el imperador Julio Cesar implantó un nuevo calendario para todo el imperio, que llevaba su nombre “Julios” y más tarde “Juliano”. Este calendario con algunas reformas permaneció a lo largo de dieciséis siglos;

Era, indudablemente, un calendario muy acertado, teniendo en cuenta los medios científicos de entonces, pero no perfecto,  Se iba arrastrando unos cuantos minutos diarios; para que puedas hacer las cuentas: la vuelta completa de la tierra alrededor del sol no es de 365 días, sino de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,16 segundos, y los ajustes del calendario juliano no eran exactos, por lo que al final del siglo XVI el desfase era ya de 10 días. En 1582 El Papa Gregorio XIII, promulgó un nuevo calendario que, mira por dónde, tan humilde el señor como el imperador romano, lleva su nombre: “calendario gregoriano”, en el que se han hecho los siguientes ajustes:
* dar un salto de diez días;
* reorganizar los años bisiestos de manera a absorber los picos o sobrantes
Una anécdota curiosa: Santa Teresa de Jesús, a quién tú tanto admiras, murió en Alba de Tormes, el jueves 4 de Octubre de 1582, último día del calendario juliano y fue enterrada el día siguiente, viernes, pero 15 de Octubre del mismo año, primer día del calendario gregoriano.
Pero volvamos a nuestro tema. Como este calendario proveía de un papa las iglesias ortodoxas y sus países correspondientes no lo aceptaron y siguieron rigiéndose por el juliano. Con el tiempo, y ya en el siglo XX, las naciones por lógica y por las relaciones internacionales fueron adoptando el nuevo calendario, quedando solo las iglesias con el juliano para marcar sus festividades. Termino repitiendo: mañana en el calendario de la mayoría de iglesias ortodoxas rezará: 25 de Diciembre, Solemnidad del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
- Siento haberte hecho divagar tanto con mi broma, pero háblame de la Epifanía y del Evangelio correspondiente.
De nuevo el ermitaño sintió la tentación de preguntarle por los regalos, pero comprendió que no venía al caso y sería divagar mucho más, por lo que continuó:
- La Epifanía, popularmente conocida como Reyes Magos, es una fiesta muy conocida, por eso hay muy poco que añadir, de todas maneras voy a proponer tres puntos.
  - “Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad” (Lc. 2, 14). Aquí está el meollo del mensaje mesiánico. Se habla mucho que Jesús vino para los pobres, para salvar a los pobres, y es cierto. Nació pobre, entre los pobres y en una familia pobre. Los primeros a conocer la noticia fueron unos pastores que no debían andar muy sobrados de bienes y de cultura tendrían justo lo que la naturaleza y su alrededor les había transmitido, es decir, muy poco.  Pero también recibieron la noticia unos magos que tienen  medios suficientes para peregrinar desde sus tierras de origen hasta Jerusalén y después a Belén y ofrecer al Niño oro, incienso y mirra, que no eran precisamente baratijas. Cuanto a la cultura tenían la suficiente como para conocer todo el cosmos, y reconocer cuando algo nuevo surgía en el universo. ¿Cuál es el denominador común entre estos dos grupos: pastores pobres y de escasa cultura y los magos ricos y sabios?; pues en que unos y otros eran “hombres de buena voluntad”.
Otro detalle más: Dios se hace entender, se comunica a cada hombre en su propio lenguaje: a los pastores con teofanías, luz, ángeles, música celestial; no hubieran entendido  otra cosa; a los magos, que analizaban cada día el firmamento, con una estrella nueva.
2º - Dos apuntes sobre el Evangelio. “Al enterar el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él”. ¿Por qué se sobresaltó Herodes? ¿Acaso podría hacer sombra a un poderoso y ya anciano rey, casi septuagenario, un recién nacido, oriundo de una aldea desconocida y sin estirpe glamurosa? Si algo significara este niño sería para algún sucesor suyo; para él, no. De hecho murió unos dos años más tarde. Pero Herodes tenía muchos cadáveres en el armario, era un político absolutamente corrupto, y cualquier movimiento a su alrededor le ponía los pelos de punta; por eso el nacimiento de un niño que alguien, aunque forastero y desconocido, presagiaba que iba a ser rey, le hizo reaccionar con la máxima crueldad imaginable.  ¡Tenía una muy mala conciencia!
- “Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría”. Habían fallado; abandonaron el sendero y llamaron a la puerta equivocada. Fue un grave error, con nefastas consecuencias: la matanza de los inocentes, pero se arrepintieron y de nuevo buscaron el camino, y como dice el Salmo 51 (50), “un corazón contrito y humillado, tú, oh Dios, tú no lo desprecias” (v. 19), por eso al ver de nuevo la estrella se dieron cuenta que Dios no los había abandonado, y su alegría fue inmensa.
Para terminar resumiré diciendo que el malvado se pudre en sus propias maldades, y que la alegría del hijo pródigo, cuando vuelve a casa y se siente acogido por el padre, a pesar del mal hecho, la alegría es inmensurable.
- Gracias, Maestro, y Feliz Año que no te lo había dicho todavía.
- Que Dios, fuente y origen de toda bendición, te conceda su gracia, derrame sobre ti y sobre todos tus seres queridos la abundancia de sus bendiciones y te proteja durante todo este año que estamos comenzando.
- Amén, dijo religiosamente el discípulo.




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