Decimosexto
Domingo del tiempo ordinario C
Evangelio según san Lucas, 10, 38 -
42.
Ésta tenía una
hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su
palabra.
Y Marta se
multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
— Señor, ¿no te
importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche
una mano.
Pero el Señor le
contestó:
— Marta, Marta, andas
inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha
escogido la parte mejor, y no se la quitarán.
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Aquella mañana de domingo cuando el
Maestro salió de su cueva el discípulo ya estaba sentado en su sitio de
costumbre. Se levantó y con una sonrisa de oreja a oreja dijo:
- Buenos días, Maestro, ¿¡eh! hoy se
le han pegado las sábanas?
El Maestro hesitó un poco al
contestar, pues llevaba mucho tiempo levantado, había rezado el Oficio de
lecturas, hecho su oración personal, sus ejercicios gimnásticos, y, además, no
tenía sábanas; pero optó por encajar la broma de su amigo, y contestó:
- Es que la comodidad
de esta suite, la música ambiental y las sábanas de seda natural me han
provocado un sueño profundo; tenía mucha pereza de levantarme.
El joven soltó una
carcajada, el anacoreta sonrió y aquel volvió a la carga:
- ¿Maestro, conoces
Betania, ¿es bonita?
- El lugar que tienen
los PP. Franciscanos donde se recuerda los relatos evangelios referentes a
esta aldea, la iglesia, los restos arqueológicos contemporáneos a Jesús, el
jardín, etc. es verdaderamente bonito, el resto del pueblo, como casi todos
los pueblos próximos, deja mucho que desear.
- ¿Y el relato que
nos ofrece la liturgia de hoy?
- El relato en sí es
maravilloso, pero del punto de vista histórico tiene bastantes lagunas. Me
explico.
- Sí, Maestro,
explícate.
- Como te he dicho
muchas veces no soy exegeta, y lo que te pueda decir es pura intuición.
Lucas hace un
extracto con fines catequéticos de un hecho histórico, pero obviando muchos
detalles.
- ¿Cuáles?
- Según la narración
en Betania vivían dos hermanas, Marta y María, e invitaron a Jesús a comer.
Marta preparaba la comida y María escuchaba a Jesús. Yo formulo varias
preguntas: Toda familia que se
preciara se fundamentaba en un varón, ¿dónde estaba Lázaro?, ¿hubiera ido
Jesús a comer, sólo, con dos mujeres? El evangelio dice: “Yendo ellos (Jesús y sus discípulos) de camino, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo
recibió en su casa”, y yo me pregunto: ¿los apóstoles comieron de
bocadillo o fueron al restaurante más cercano? y, por último, el texto dice: “Marta, en cambio, andaba muy afanada con
los muchos servicios”. ¿Significaba tanto trabajo para una ama de casa de
aquella época preparar la comida para tres personas?
Partiendo de estas
preguntas yo formulo una historia alternativa: en una aldea llamada Betania
había una familia formada por lo menos por tres hermanos, Lázaro, Marta y
María. Eran amigos y seguidores de Jesús, de manera que cuando este y su
“pandilla” pasaban por allí, a camino o regreso de Jerusalén, como además
pasaba con algunas otras familias, se paraban en su casa, por lo que preparar
comida, por muy sencilla que fuera para unas dieciséis personas, requería el
esfuerzo de las dos mujeres. De ahí que Marta se sintiera indignada con su
hermana por no colaborar en el trabajo doméstico.
- De acuerdo,
Maestro, estoy de acuerdo con tu versión, pero ¿cuál es el mensaje del
evangelio de hoy?
- La traducción del
texto griego es perfecta: “María ha
escogido la parte mejor”, pero ha servido para crear, creo que
injustamente, un cierto clasismo en la Iglesia y de manera muy especial en la
vida religiosa; en primer lugar la vida contemplativa y después los
religiosos de vida activa. Pero cuando leo “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado
para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de
comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis,
estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y
vinisteis a verme. … cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos
más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt. 25, 34 – 40), entiendo que el
servicio a los hermanos – figurada en Marta en el relato – es también de gran
valor.
Humildemente entiendo
que Jesús no pretende crear una jerarquía de valores: primera clase o businees,
segunda clase o turista y los polizones, no. Pero nos indica el camino, lo
que hoy se llama “hoja de ruta”: toda vocación es válida, interesante y
necesaria, pero para ser efectiva tiene que partir de un lugar común: la
escucha, la reflexión y la interiorización de la Palabra, y después, solo
después, se debe lanzar a la vocación específica.
- ¿Pretendes decir
que María no es que haya elegido lo mejor, sino lo primero o principal?
- Algo sí, pero no en
oposición al trabajo de Marta.
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