domingo, 26 de febrero de 2017

Solo al Señor darás culto.


Primer Domingo de cuaresma A

Evangelio según san Mateo, 4, 1 - 11.
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:
- Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en partes.
Pero él le contestó, diciendo:
- Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios."
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
- Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras.»”
Jesús le dijo:
- También está escrito: "No tentarás al Señor, tu Dios."
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo:
- Todo esto te daré, si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
- Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto."
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.

- Ya estamos otra vez en cuaresma, exclamó el discípulo cuando entró donde estaba el ermitaño.
- Ya estamos en cuaresma y como siempre en este primer domingo nos encontramos con las tentaciones de Jesús en el desierto.
- Ya me has explicado en otras ocasiones en qué consistieron las tentaciones de Jesús, pero sigo teniendo muchas dudas acerca de la literalidad de las mismas.
- Y tienes mucha razón cuando hablas de la literalidad. Indudablemente se trata de un texto catequético y no de un texto histórico en el sentido moderno de la palabra. Siempre partiendo de la lógica, podríamos preguntarnos, ¿cómo llevó el Espíritu a Jesús al desierto? Y no encontraríamos dificultad en afirmar que le animó, le inspiró, etc; pero ¿como lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el alero del templo y lo llevó después a una montaña altísima, cabe suponer que se trate de del Monte Hermón, que con sus 2814 metros de altitud es la montaña más alta de aquellos lugares? ¿Se dejó Jesús engatusar por el diablo o este lo llevó a la fuerza y volando de un lugar a otro? ¡Sería todo un espectáculo! ¿Por qué al desierto lo llevó el Espíritu y a los otros dos lugares lo llevó el diablo? Todas estas preguntas son demagógicas y solo pretendo decir que este texto con estilo apocalíptico no puede ser interpretado desde su literalidad sino, como te decía antes desde un punto de vista catequético.
- Pues espero esa catequesis, dijo el joven.
Pues ahí van algunos puntos:
A – Al inicio de su predicación, Jesús, y por consiguiente todos los evangelistas, quieren dejar muy claro que no era una fantasma, inmune a las características de su humanidad, un ser superior que no se ensuciaba sus pies con el polvo de este mundo. Todo lo contrario; como dice el autor de la Carta a los Hebreos: “No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado” (Heb. 4, 15), y el evangelio de hoy ahonda en este tema: en el pecado no fue probado, pero en la tentación sí, ¡y de que manera! Y todo esto nos lleva por lo menos a dos conclusiones:
1ª – En la vida de Jesús no hay nada de fantasmagórico, todo es real y muy real, inclusive su pasión y muerte en cruz y todo el sufrimiento que eso significó.
2ª – para inspirarnos confianza. El texto de la Carta a los Hebreos que te he citado antes, sigue diciendo: “Por eso, comparezcamos confiados ente el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno” (v.16). Nadie – salvo nosotros mismos – nos separará del amor de Dios (Cfr. Rom.8, 31 – 39).
B – En los evangelios las tentaciones van circunscritas a un momento concreto de la historia de Jesús y a partir de ahí “aquí paz y después gloria” y no fue exactamente así; como verdadero hombre Jesús fue tentado durante toda su vida. Lucas, siempre muy atento a los detalles, termina la narración de las tentaciones diciendo: “completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión” (Lc. 4, 13). Aunque los evangelistas no vuelven a hablarnos de tentaciones, se puede, no obstante, vislumbrar un atisbo de tentación en Getsemaní cuando pide: “Padre mío, si es posible que pase de mi este cáliz”, aunque a continuación añade: “Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mt. 26, 39), y en la misma cruz cuando exclama: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mt. 27, 56), aunque a continuación con total aceptación añade: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc. 23, 46).
 - Maestro, ¿qué significa cada una de las tentaciones?
- Hay muchas interpretaciones y todas muy válidas. Sin excluir ninguna yo creo que Jesús desde el principio mismo de su ministerio pretende derribar el “mito” que los judíos se habían creado acerca del Mesías:
Primera tentación: “Di que estas piedras se conviertan en pan”. Es evidente la relación con el maná del desierto. El nuevo Masías debía ser un caudillo como Moisés. Libraría a Israel del yugo romano como Moisés derrotó a Amalec en Rafidín con solo levantar los brazos en oración y lo alimentaría milagrosamente en tiempos de carestía, pero Jesús aclara que no solo el pan (lo material) es importante en la vida, sino todo lo que viene de Dios.
Segunda tentación: “tírate abajo, porque está escrito: «Encargará a los ángeles que cuiden de ti, y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras»”.  Es muy parecida a la primera. Israel necesita un líder carismático que lo conduzca a la victoria sobre sus enemigos y que lo haga sentirse orgulloso de sí mismo y de su historia. La  liberación que le ofrece Jesús es desde una cruz;  desde allí les libera a ellos y a todos de la ley, del pecado y de la muerte. La segunda tentación marca la dialéctica entre la manifestación ostentosa que esperaba el pueblo judío y el ocultamiento salvador de Jesús.
Tercera tentación: “todo esto te daré si te postras y me adoras”. La tercera tentación hay que entenderla desde la perspectiva de un pueblo sometido duramente por los romanos (roban, violan, extorsionan sin escrúpulo) que necesita una liberación tangible que esperan sea llevada de la mano del Mesías; para eso querrán hacerle rey, le ofrecerán el liderazgo político-militar. Pero Jesús tiene otros planes:
“porque el mundo entero es ante ti
como un gramo en la balanza,
como una gota de rocío mañanero sobre la tierra.
Porque te compadeces de todos,
porque todo lo puedes
y pasas por alto los pecados de los hombres
para que se arrepientan.
Amas a todos los seres
Y no aborreces nada de lo que hiciste;
Pues si odiaras algo, no lo habrías creado” (Sab. 11, 22 -24)
- Es decir, Maestro, que la auténtica salvación del hombre no llegará por el mucho poder económico, militar o político, sino del amor de Dios y de su misericordia hacia todas sus criaturas.



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