Cuarto Domingo de Pascua A
Evangelio
según san Juan, 10, 1 - 10.
En aquel
tiempo, dijo Jesús:
- Os
aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino
que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la
puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas
atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca
fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las
ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino
que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Jesús les
puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso
añadió Jesús:
- Os
aseguro que yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de
mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la
puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará
pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he
venido para que tengan vida y la tengan abundante.
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Aquella mañana, sentados cada cual
en su lugar, estando el ermitaño, como distraído, contemplando el horizonte, le
dijo el discípulo:
- Maestro,
háblame del Evangelio de hoy, háblame del Buen Pastor.
- Estamos en el
cuarto domingo de Pascua - empezó el eremita - y la Iglesia nos presenta cada
año la figura del Buen Pastor, catequesis que el evangelista Juan nos narra
en el capítulo 10. La narración completa la tendremos a lo largo de los tres
ciclos.
Este año, ciclo A, tenemos los primeros 10
versículos, algo así como el preámbulo a la afirmación central, "YO SOY
EL BUEN PASTOR", versículo 11 que retomaremos el próximo año.
La imagen
que les propone Jesús en absoluto era desconocida para sus oyentes, pues la
figura del pastor estaba muy arraigada en la cultura hebrea.
Algunos
datos:
1º -
Pastores fueron las grandes patriarcas:
* "Abrahán, era muy rico en ganado,
plata y oro (Gn. 13, 2), inclusive se ve obligado a separarse de su
sobrino Lot, porque eran tan numerosos los rebaños de ambos que provocaban
continuas disputas entre los pastores del uno y del otro (cfr. Gn. 13, 1 - 13).
* Moisés,
si bien fue educado en el palacio del faraón en Egipto, también ejerció "pastoreando el rebaño de su suegro
Jetró, sacerdote de Madián; llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta
llegar a Horeb, el monte de Dios" (Ex. 3, 1) y allí estaba cuando el
Señor se le apareció en la zarza ardiendo conminándole a regresar a Egipto y
a liberar el pueblo hebreo allí esclavizado.
* David, el
gran rey David, el hijo menor de Jessé estaba cuidando el rebaño, y así lo
afirma su padre cuando Samuel, desilusionado por no encontrar entre los siete
hijos mayores al elegido del Señor, le pregunta: "¿se acabaron los muchachos?", él le contesta un tanto
decepcionado: "queda el pequeño,
que precisamente está cuidando las ovejas" (1ª Sam. 16, 11).
A todo esto
hay que añadir que durante cuarenta años los hijos de Israel vagaron por el
desierto cuidando sus rebaños, y solo cambiaron a la vida sedentaria cuando,
conducidos por Josué, conquistaron la ciudad de Jericó (cfr. Jos. 6, 21) y
todo el valle del Jordán.
2º - Además
también el término "pastor" en sentido figurado había calado
hondamente en la cultura hebrea con dos vertientes bien determinadas:
* por un
lado venían reconocidos como "pastores" todos aquellos que dirigían
al pueblo de Israel tanto política como religiosamente, y que no siempre
vienen citados con palabras halagüeñas.
Ya Moisés
cuando pretendía nombrar un lugarteniente que le ayudara y en su día le
sustituyera, rezó al Señor diciendo: "Que
el Señor, Dios de los espíritus de todos los vivientes, nombre un jefe para
la comunidad, uno que salga y entre al frente de ellos, que los lleve en sus
entradas y salidas. Que no quede la comunidad del Señor como rebaño sin
pastor" (Num. 27, 17).
Pero quizás
lo más explícito sea el profeta Ezequiel; todo el capítulo 14 es una
alusión a los pastores de Israel que
no apacientan sus ovejas sino que se aprovechan de ellas. Dicho capítulo
empieza así: "Hijo de Adán,
profetiza contra los pastores de Israel, profetiza diciéndoles: ¡Pastores!,
esto dice el Señor ... " (Ez, 34, 1, ss).
* Pero el
auténtico pastor de la casa de Israel, el que mima a su rebaño y no se
aprovecha de él es el Señor; este concepto viene manifestado con máximo
esplendor en la lírica veterotestamentaria por excelencia que son los salmos.
Te cito algunos pasajes:
"Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro,
porque Él es nuestro Dios, y nosotros su
pueblo,
el
rebaño que Él guía". (Sal. 95, 7)
"Sabed que el Señor es Dios:
que
Él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño (Sal.
100, 3)
He dejado
para el final, y sé que lo echabas en falta, el más característico y más
conocido de todos, oración de confianza que seguimos rezando hoy la mayoría
de creyentes: el salmo 23.
"El Señor es mi Pastor, nada me falta:
en
verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas;
me
guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tu vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me
unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por años sin término".
Después de
un largo silencio dijo el discípulo:
- Una larga
introducción, Maestro, pero háblame, aunque sea brevemente, del fragmento del
evangelio que leemos este domingo.
- Intentaré
ser escueto a partir de ahora. Jesús es el Buen Pastor.
Los
insignes biblistas Juan Mateos y L. Alonso Schökel, en la "Nueva Biblia
Española" traducen esta afirmación como "yo soy el modelo de
pastor". Respeto estos dos biblistas y la obra citada me ha acompañado
durante muchos años y sigue siendo la que mayormente utilizo en la actualidad
pero creo que en este punto no han estado acertados.
Jesús es el
modelo de pastor pero aquí está afirmando mucho más que eso: está uniendo el "Yo Soy" del Monte Horeb
(Ex. 3, 14) con el pastor del Salmo 23, que traducido a un lenguaje
inteligible dice: Yo soy el Dios de Israel, el Dios de vuestros padres, pero
no soy un dios déspota, ni terrible, ni lejano; soy un Dios que cuida, mima,
protege y, sobre todo, ama a su rebaño, conoce a cada una de sus ovejas y las
llama por su nombre.
Solo una
cosa más ...
-
¡Adelante! Te escucho, Maestro.
- En el
texto que proclamamos hoy una afirmación que me llama poderosamente la
atención, por lo inusual de su contenido: "cuando
ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas". Digo que es
inusual porque la experiencia me indica lo contrario; siempre he visto a los
pastores ir detrás del rebaño, controlando que no se quede ninguna rezagada y
empujar a las que son lentas. Jesús no es así: Él va delante, abriendo
camino, desbrozando el terreno, eliminando obstáculos. Y los que le siguen lo
harán en plena libertad, fiándose de Él, siguiendo su voz; nadie los
empujará. Ese "ir delante"
encuentra una magnífica interpretación en San Juan: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó a nosotros, ... Nosotros le amamos a él, porque
él nos amó primero 1ªJn. 4, 10 . 19).
Él, el Buen
Pastor, el Auténtico Pastor, el Único Pastor siempre va delante: Él nos amó
primero.
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